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20 años de Almost Famous: El amor por la música y escribir sobre ella

  • Foto del escritor: Ernesto Rodriguez
    Ernesto Rodriguez
  • 15 sept 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 16 sept 2020




Almost Famous es mi película favorita sobre música. Es una de las pocas cintas que ha sido capaz de atrapar la sensación de descubrir la música que uno ama; de ser un adolescente y escuchar por primera vez artistas y compositores con cuyas letras uno puede identificarse.


Escrita y dirigida por Cameron Crowe, la cinta cuenta la historia de William Miller, un joven prodigio periodístico que con solo 15 años consigue dos trabajos en revistas legendarias: Creem (una revista independiente fundada por Lester Bangs) y luego para la Rolling Stone, acompañando en la gira a la banda Stillwater. El grupo es una amalgama de historias que el director vivió como un joven periodista musical al cubrir conciertos y giras de grupos como Led Zeppelin o The Eagles.


La premisa permite a Crowe explorar cómo funcionaba el mundo del rock n roll a mediados de los 70. Desde la nostalgia por el idealismo musical de los 60, representada por un casi místico Bangs, interpretado magistralmente por Phillip Seymour Hoffman, hasta las groupies lideradas aquí por Penny Lane un rol que le dio un oscar a Kate Hudson. Entre todo, ello consigue mostrar tanto de dónde viene el culto a las estrellas de rock cómo sus defectos gracias al personaje de Rusell Hammond -interpretado por un Billy Crudup brillante-.


Hammond, guitarrista de Stillwater es, al mismo tiempo, un chamán y un superhéroe, al menos para la mente de un chico de 15 años. Pero es también un egocéntrico con problemas de drogas que no tiene demasiado reparo en acostarse con las groupies, perdón, Band Aids, aunque probablemente sean menores de edad. Durante la mayoría de la película al verlo a través de los ojos de William no podemos notar sus defectos, pero por momentos se nos permite ver más allá de la cortina y ver sus defectos. Es uno de los acercamientos más interesantes a la mitología de la estrella de rock, y cómo consiguen la admiración del público y al mismo tiempo como terminan entrando en los espirales autodestructivos en los que pueden caer.


Esa cuerda floja entre la nostalgia por la época de oro del rock y ver a la cara sus aspectos más problemáticos define la cinta. Sin embargo, también es cierto que no deja de contagiarse de algunos de los problemas que critica, aunque se ve el efecto que la vida de una groupie tiene en Peny Lane, pero a Russel es poco lo que se le castiga por su relación, por otro lado a pesar de dar pistas sobre la complicada relación interna del grupo el resto de los miembros no son demasiado explorados.


Pero siguen siendo más las piezas positivas que las negativas, aún no hemos hablado de la extraña relación de William con su madre, Frances McDormand que tiene un talento especial para interpretar madres complejas ni de la revelación de Zoey Deschanel, quien interpreta a su hermana. Ambas terminan siendo parte necesaria de la relación del protagonista con el rock y con su ciudad.


Tampoco hemos hablado del análisis que se puede hacer de la película en cuanto a cómo representa el mundo del periodismo musical. No solo es imposible imaginarse a un medio teniendo el músculo económico para hacer que un periodista novato se vaya de gira con una banda, quedándose en los mismos hoteles y alargando el viaje todos los días para conseguir la entrevista extra que necesita, sino que la fiesta del rock de los 70 terminó hace mucho, y en la actualidad las bandas más expuestas a los medios tratan de evitar situaciones como las de las band aids. No es imposible que ocurran, pero no con un periodista cercano.


A pesar de todo, tanto William como Peny Lane captaron la idea de ser joven y descubrir la música que nos gustará el resto de nuestra vida. De darte cuenta qué importa que alguien más pueda capturar las emociones que uno siente y llevarlas a canciones. También atrapa el sentimiento de ser nuevo en el mundo del periodismo musical y descubrir que algunos de tus ídolos no son tan “cool” como lo piensas.




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